Wednesday, May 20, 2015

2.1. Alzheimer

Enfermedad de Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad que se encuentra asociada a la edad. Si bien la definición del Alzheimer resulta muy compleja hoy en día, se puede definir a la enfermedad como un trastorno adquirido y crónico en dos o más de las funciones cerebrales, como pueden ser la memoria, el lenguaje, la conducta o el pensamiento, lo que conlleva finalmente a un deterioro cognitivo múltiple e invalidante.

Hoy en día el Alzheimer es una de las principales causas de demencia, ya que se considera que constituye desde un 50 a un 70% de las mismas.
Diversos estudios han demostrado que esta patología, afecta a un 10% de la población de 65 años, si bien continúa avanzando progresivamente con la edad hasta alcanzar el 50% en las personas con una edad de 85 años.

El Alzheimer no es ninguna enfermedad contagiosa ni infecciosa, pero es terminal al producir un deterioro general de la salud de la persona que lo padece. Habitualmente la persona enferma de Alzheimer termina falleciendo por pulmonía, ya que a medida que avanza la enfermedad el sistema inmune sufre un fuerte deterioro, además de que el peso de la persona disminuye drásticamente, lo que conlleva al aumento de riesgo de aparición de infecciones de garganta y de pulmón.






¿Cuáles son las características diagnósticas del Alzheimer?
Al tratarse de una enfermedad fundamentalmente cortical, que conlleva en unas alteraciones precoces en zonas que se relacionan directamente con la memoria, esta patología posee un perfil de deterioro neuropsicológico característico que se encuentra determinado por el deterioro amnésico junto a la disfunción de las capacidades instrumentales, como son el lenguaje, las gnoxias y las praxias, así como el deterioro de las funciones ejecutivas entre las que se encuentran la planificación, la organización, la abstracción o la secuenciación.

Es hacia estas áreas, junto a la orientación temporoespacial hacia donde se deberá orientar la exploración, especialmente en los casos incipientes, ya que se establece el criterio A en el diagnóstico de demencia tipo Alzheimer según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV).

Memoria: los trastornos que se producen en el ámbito de la memoria en la enfermedad del Alzheimer, constituyen uno de los rasgos más característicos de esta patología, considerándose uno de los más precoces síntomas de la enfermedad, y el principal motivo de consulta en los estadios iniciales del proceso de degeneración.

Si bien el los estadios más avanzados la memoria, se caracteriza por una amnesia global y profunda, existen diversos y diferentes tipos de memoria, que se ven afectados, en este proceso que se suceden de una manera cronológica.

La memoria episódica es la primera en verse afectada, cuando el resto de memorias se encuentran todavía preservadas. Este hecho puede deberse a la alteración de la anatomía inicial, que incluye principalmente al hipocampo y la corteza entorrinal.


La siguiente en verse afectada es la memoria semántica, cuyo deterioro sigue un orden secuencial. Este deterioro se refiere a la perdida de la capacidad de actualizar los conceptos que normalmente se encuentran almacenados y organizados en una red de asociaciones, por lo que los menos utilizados se pierden de una manera más veloz, y los que más se utilizan requiere un mayor tiempo para su pérdida.
La memoria remota, también se ve afectada y es claramente reconocible un gradiente en la temporalidad del recuerdo, resultándole mucho más complicado al enfermo de Alzheimer evocar hechos recientes.






Si bien estos tipos de memoria se ven afectados, algunos otros, se encuentran preservados de una manera relativa. En este grupo podemos destacar a la memoria procedural y el aprendizaje de tareas motoras sencillas. La memoria procedural implica a aquello aprendido de manera indirecta o automática, como los movimientos necesarios para conducir un vehículo, ya que la actividad automática no requiere actualizarse en la conciencia, o el aprendizaje de tareas motoras simples, que son preservados aún en los estados más avanzados de la enfermedad.

Por otro lado la memoria inmediata se encuentra menos deteriorada, ejemplo de ello es la repetición de las tres palabras del Test Minimental, que la de corto plazo, la cual implica un registro y aprendizaje, como por ejemplo repetir las mismas palabras al cabo de unos pocos minutos. Asimismo la memoria a largo plazo puede presentar un mejor funcionamiento, aunque tampoco está intacta



· En el lenguaje, la afasia o disfasia presenta distintas formas de gravedad, lo que depende de la evolución de la enfermedad. En este caso no solo se encuentra afectada la capacidad de comprensión del lenguaje, sino también la capacidad por expresarse adecuadamente.
Los principales déficits que se presentan en los primeros estadios de la enfermedad, son la anomia, la incapacidad o dificultad para poder evocar los elementos lingüísticos correspondientes al nombre de los objetos. A medida que la enfermedad continúa avanzando, otros aspectos del lenguaje se van viendo también afectados como los aspectos semánticos y pragmáticos, mientras que los de tipo sintáctico y fonológico se encuentran más preservados.

· La gnosia, conlleva la dificultad en el reconocimiento de la información que proviene a través de los órganos de los sentidos, como son la vista, el olfato,el oído...
Este hecho presupone que estos órganos receptivos se encuentran suficientemente indemnes. En relación con esto cabe destacar que el 30% de los pacientes de la enfermedad de Alzheimer presentan agnosias visuales.

· La afección en la praxias, conlleva a una dificultad de realizar movimientos de una manera coordinada y fina. Por otro lado cabe destacar que la capacidad motora se encuentra intacta, existiendo una ausencia de parálisis, así como la comprensión del movimiento a realizar. Si se realiza un cuadro clínico, se pueden observar dos clases de apraxia:

1.- La apraxia aleatoria, implica una incapacidad para simbolizar de manera adecuada la sucesión o secuencia de gestos vinculados a un acto motor.
2.- La apraxia ideomotriz, conlleva a la incapacidad de llevar a cabo ante un pedido de una tarea motora, en tanto que la misma sí puede llevarse a cabo de una manera espontánea




El Alzheimer puede clasificarse de distintas maneras y según dos factores distintos. Se clasifican según la edad en la que se ha iniciado la enfermedad y según la causa que la produce.


Según la edad del inicio de la enfermedad, esta se diferencia en:


- Presenil o temprana. De inicio precoz, generalmente presenta una clara relación familiar. Su comienzo se produce antes de los 65 años, y se desarrolla de una manera más rápida que el resto. Su proporción es muy baja, constituyendo de un 0,5 a un 2,5% de los casos.
- Senil o tardía. Su inicio es tardío, ya que aparece después de los 65 años de edad. En su mayor parte es esporádica y su desarrollo es lento. Este tipo de Alzheimer representa un 95% de los casos.



Según la causa que lo produce el Alzheimer puede ser:


- Familiar: la causa en este caso es genética, y coincide en la mayoría de los caos con la enfermedad de Alzheimer presenil. Este tipo se debe principalmente a mutaciones o alteraciones en tres genes, normalmente: el gen de la Presenilina 1 o PS1, que se encuentra en el cromosoma 14, el gen de la Proteína Precursora Amiloide o APP, que se sitúa en el cromosoma 21, y el gen de la Presenilina 2 o PS2, que se sitúa en el cromosoma 1.
- Esporádica: este tipo coincide normalmente con los casos de la enfermedad de Alzheimer de tipo senil, ya que comienza en las personas mayores de 65 años y es el tipo más común de los anteriores. Su causa se desconoce aún, aunque se han descrito distintos factores genéticos que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad, como es la presencia del alelo 4 de apoliproteína E o ApoE, que se localiza en el cromosoma 19.




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